En los últimos tiempos se está manejando un nuevo término para referirse al envejecimiento que es fruto de nuestros gestos, vivencias, tics particulares o modo de vida: el envejecimiento gestual o psicoenvejesimiento.
Arrugas, líneas de expresión, flacidez, doble papada, falta de tono.... todos estos signos del envejecimiento son fruto directo de los gestos que más repetimos a lo largo de los años y fiel reflejo de nuestro carácter. No en vano, dermatólogos y esteticistas a menudo emplean en sus consultas términos como, "arrugas de la amargura, del fumador o de la risa".
A grandes rasgos, y en líneas generales, se puede decir que:
*Las arrugas del entrecejo son signo inequívoco de largas jornadas de preocupación y tensión.
*El codigo de barras del labio superior es un claro indicador del número de cigarrillos que se fuman diariamente.
*Los surcos nasogenianos muy marcados pueden permitirnos adivinar profesiones de mucha oratoria como la enseñanza o la política.
*La flacidez prematura es señal de tristeza acumulada a lo largo de los años.
*Las largas arrugas horizontales asentadas en la frente - mas comunes de lo que parece- son fiel reflejo de enfados y pataletas.
*Las patas de gallo y los surcos marcados alrededor de los labios son claro reflejo de un carácter alegre, risueño y despreocupado.
*Los ojos caídos suelen reflejar fielmente la tristeza vivida.
*Las arrugas en la zona de la naríz nos hablan de episodios de nerviosismo y tics repetidos, así como un contorno de labios poco definido -consecuencia inevitable del gesto de morderse los labios amenudo-.
*La doble papada -además de los excesos gastronómicos- puede ser marcador de un carácter meditabundo y cabizbajo.
12 mayo 2010
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